lunes, 4 de noviembre de 2013

Colgada...



Si había algo que, desde el principio, me apetecía probar de Akro Madrid, además de las manos de Marta Yuste, o la cabina de estética, era la sala de Redcord…
Es tan espectacular ver todos esos anclajes en el techo, las cuerdas rojas, las cinchas y los straps, que es imposible no preguntarse para qué sirven y cómo se pueden utilizar.
Así que… a ello me dispuse con la inocente compañía de Noelia, Diego y Mayte, tres buenos amigos que se ofrecieron voluntarios para compartir conmigo una clase muy reducida impartida por Pilar.
La primera parte la dedicamos a respirar, a sentir nuestro centro y a trabajar la columna tumbados en el suelo, mediante la técnica del Pilates… cuando estábamos calientes y nuestros músculos se habían oxigenado, comenzó el trabajo propio de Redcord.
Al ver colgado tanto aparato, yo me había hecho a la idea de que la clase sería más bien relajante, y que disfrutaríamos de una gozosa sensación de ingravidez… y es así cuando el Redcord se utiliza para rehabilitar, pero no exactamente cuando el objetivo es la preparación física.
La base del trabajo es utilizar el propio peso y su resistencia para irle dando protagonismo a las distintas cadenas musculares del cuerpo.
Comenzamos trabajando las piernas, los glúteos, tumbados boca arriba y de perfil, ejercitando cada zona con una buena dosis de esfuerzo. La sensación es que tu cuerpo se activa y vas poniendo en marcha todos esos músculos que, más a menudo de lo que sería conveniente, están medio dormidos.
Es un entrenamiento muy progresivo, por lo que vas entrando en él paulatinamente, dosificando la energía y sintiéndote muy bien en todo momento.
Se nota rápidamente que las combinaciones de ejercicios de Redcord son infinitas y que la dificultad puede ir en aumento a medida que la persona vaya adquiriendo mejor forma física.
Con sólo una clase de nivel básico nos damos cuenta los cuatro de que no estamos tan en forma como pensábamos, y que empieza a aparecer algún dolorcillo que, previsiblemente, se transforme en agujetas unas horas después… pero lo intentamos y le ponemos voluntad para llegar al final de la clase de la mejor forma posible.
En algún momento la dificultad nos puede y flaquean las fuerzas, así que Pilar decide introducir en la clase un elemento nuevo… una cincha que colocada rodeando las caderas facilita la ejecución de los ejercicios y nos permite realizar alguna serie que, por nosotros mismos, no habíamos sido capaces de terminar.
Con las piernas trabajadas, nos dedicamos al abdomen, con series de abdominales y terminamos de pie para ponernos con los brazos…
Después de 50 minutos de Redcord nos sentimos ¡cansados pero vivos!
Con la satisfacción del deber cumplido, Pilar nos manda tumbarnos boca arriba y colocados en las cinchas y los straps, nos quedamos suspendidos en el aire, ahora sí, con sensación de ingravidez, y nos relajamos con los ojos cerrados y un suave movimiento oscilante que consigue relajar todos los músculos trabajados…
Debo confesar que esos cinco minutos de relajación total fueron mi parte favorita de la clase… dejo un testimonio gráfico que así lo atestigua.
La experiencia fue muy grata y estoy deseando repetirla…

2 comentarios:

  1. por fin he visto el blog. Me parece estupendo. Creo que me deberia de apuntar contigo a probarlo.......

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  2. No sé quién eres pero serás bienvenid@ en Akro Madrid

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