lunes, 11 de noviembre de 2013

Si la cara es el espejo del alma... ¡quiero un espejo limpio!


El pasado miércoles llegó por fin el momento de ponerme en manos de Mercedes Cuevas, la esteticista de Akro Madrid... qué ganas tenía de tumbarme en la camilla y dejarme hacer... pocas cosas en el mundo me gustan más que los tratamientos de estética... algunos lo considerarán frívolo o superficial, pero la realidad es que es un placer que te mimen y te cuiden unas manos expertas... a mí, al menos, me vuelve loca, lo reconozco.
Desde que entras en Akro Madrid te reciben sonrisas cálidas y amables y una forma de tratar al paciente que vela en todo momento porque te sientas como en casa. Aromaterapia, incienso, velitas, una luz cuidada y la temperatura exacta preparan al cliente para disfrutar del tratamiento.
La primera parte de la sesión consistió en un novedoso sistema de diagnóstico de la piel que Akro Madrid ha diseñado para poder ofrecer tratamientos personalizados a cada paciente... mediante una batería de preguntas y un primer repaso visual del cutis, la esteticista puede hacer un diagnóstico preciso de las necesidades de cada persona... y a partir de ahí recomendar tanto tratamientos como productos que puedan mejorar el aspecto de la piel y de la cara...
Seamos honestos, eso de que la cara es el espejo del alma, es verdad, cuando estamos felices, nos cuidamos, la alimentación es equilibrada, dormimos y bebemos agua, la piel suele lucir saludable, luminosa y tersa... pero el estrés, comer cualquier cosa, pasarnos con las bebidas excitantes o estar en horas bajas, ejercen un efecto interruptor en nuestra piel que la apaga y la mata... así que, ¡encendamos el interruptor de nuestra cara y a darle luz!
Una vez repasados mis hábitos alimenticios, mis rutinas deportivas, mi actividad habitual y datos concretos sobre hormonas, tabaco, alcohol, etc., la profesional de medicina estética de Akro determinó que soy afortunada y tengo una piel saludable y agradecida ¡Yujuuuuu!... (os confieso que era  algo que intuía viendo el cutis impecable de mi abuela de 86 años... creo que algo tiene que ver ella en la calidad de mi piel).
Con un balance hidrolipídico correcto (agua y grasa) y ningún problema concreto de manchas, acné, envejecimiento prematuro o arrugas (aunque alguna pata de gallo sí me encuentro yo por la mañana temprano en el espejo...), me recomendaron aportar un poco de luminosidad a la piel con un Sérum de Vitamina C, y realizar un tratamiento para regenerar, reconstruir el manto hidrolipídico y disfrutar de 50 minutos de relajación y placer absoluto.
Creo que hacen un casting de manos en Akro porque es un elemento imprescindible de sus profesionales... las de Mercedes son suaves, precisas y expertas.
Primero puso en la cara ácido salicílico y ácido glicólico (dos exfoliantes químicos que limpian la piel en profundidad) y con el cutis ya preparado, me aplicó tres ampollas de tratamiento. La primera ampolla era de ácido hialurónico para capturar y retener el agua, rellenar las arrugas y darle grosor y tersura a la piel; la segunda poseía nutrientes activos y antioxidantes de origen vegetal con vitaminas a, e y f; y para terminar aplicó una mascarilla hidratante y calmante con alóe vera, pepino, regaliz, castaño de indias y hamamelis.
Fotomatón con ojos bizcos demostrativa de lo limpia y reluciente que me quedó la cara...Los productos son importantes, tanto la calidad de los mismos como su composición, pues cada cutis tiene unas necesidades y unas características que hay que respetar para que los tratamientos sean eficaces.
Los profesionales de Akro sólo utilizan marcas de primera categoría, aunque lo mejor es su forma de aplicarlos... combinando masaje manual, con masaje de remonte y drenaje linfático, técnicas de Shiatsu y Reiki... 
Sólo puedo decir que el estado de relajación al que llegué fue total y absoluto... (literalmente después de unos minutos me tuvo que invitar a abandonar la camilla porque me había quedado atrapada y medio dormida).
Fue tan placentero... que sólo tengo palabras de agradecimiento. Además, y esto es una realidad palpable, mi piel está mucho más limpia y como dice mi abuela ¡más lustrosa!
Acompaño el artículo de un documento gráfico infame, mirando con afán a la cámara y en chándal, cuyo único objetivo, además de destrozar mi imagen pública, es demostrar lo luminosa que salí de Akro Madrid.
Intentaré aplicarme los consejos recibidos para mantener el resultado en casa, y lo más importante, haré todo lo que esté en mi mano para que el espejo de mi alma esté limpio y refleje sólo luz, paz y armonía.

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